La primera cuestión que me pareció novedosa de 100 años de perdón es el tema. Es una película de robo de banco, al estilo Hollywood, donde se han hecho tantas, pero que, quien sabe por qué, el cine argentino casi no ha explorado.
La película relata el robo a un banco en Valencia, España, a manos de un grupo de ladrones encabezados por El Uruguayo (Rodrigo de la Serna) y El Gallego (Luis Tosar). El plan es llevarse el contenido de las cajas fuertes y escapar por un túnel. La principal tensión, claro, va a girar en torno a si podrán hacerlo o no.
El gran logro de la película es el humor. Y es curioso cómo está marcado el terreno en ese aspecto. Los argentinos (De la Serna, Joaquín Furriel y Luciano Cáceres) son los personajes graciosos. El tono, las ironías, las peleas, todo el humor está en sus manos. Del otro lado está El Gallego, los empleados y clientes del banco, la policía, los servicios de inteligencia y hasta la política: todo esto, encarnado por actores españoles, es la cuota «seria», dramática si se quiere.
¿Con qué te vas a encontrar?
Con una película que tiene reminiscencias a otras de robos, pero con la cercanía de tenerla en castellano. Una producción impecable, con destacada fotografía, con un ritmo que no cae en tanto sigue a los ladrones y que tambalea un poco al incorporar la intriga política.
Lo más destacado de 100 años de perdón, dirigida por el español Daniel Calparsoro, son las actuaciones de Rodrigo de la Serna y Joaquín Furriel. El primero desparrama naturalidad en cada frase, mientras que Furriel da vida al personaje más querible de la película, medio tonto, pero sin caer en caricaturas vacías. Son ellos dos los responsables de las risas.
El último crédito argentino, Luciano Cáceres, cumple con su rol, pero queda un tanto opacado por ser más secundario. Luis Tosar completa el grupo principal con una sobriedad feroz.
Conclusión sobre 100 años de perdón
Quizás hayamos visto muchas películas de robos, algunas mejores, otras olvidables. 100 años de perdón merece una oportunidad, por la novedad del tema y por la calidad de sus actores. Y de paso, nos vamos dando cuenta que el cine argentino cada vez es más capaz de abrirse a otros temas y hacerlos propios. Calidad y elenco convocante: la suma que marca el camino a seguir.
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