No todos los días se tiene la oportunidad de entrevistar a un ganador del Óscar. Menos a dos ganadores del Óscar. La cita estaba pactada para el jueves por la tarde en un hotel de Recoleta, donde Armando Bó habló con la prensa por el estreno de su nueva película como director y guionista: Animal. Promediando la entrevista, se sumó Nicolás Giacobone, también guionista del film.
Ellos fueron los que escribieron el guion de ese maravilloso film llamado Birdman y por el que se llevaron un Óscar a casa. De regreso al país para promocionar Animal, Armando Bó y Nicolás Giacobone hablaron sobre esta nueva película que tiene a Guillermo Francella como protagonista. Más que una entrevista, una lección de cine.
¿Cómo surgió la idea de la película?
Armando Bó: «Fue un recorte de un diario que leí hace como cinco años. Era sobre alguien que ofrecía parte de su cuerpo a cambio de una casa. Me movilizó bastante, me pareció muy original, desde el lado irónico, y al mismo tiempo muy dramático. Siento que en ese germen, en ese recorte, hay algo de lo que está pasando en el mundo, en la sociedad, que todo tiene un precio… que parte de tu cuerpo tenga un precio.»
«Lo convoqué a Nico, le compartí ese artículo y empezamos a laburar, a desarrollar una película. La idea era ver cómo podíamos llevar eso a una historia y que juegue un poco con ese tema, sin tomarlo todo serio, que no tenga una bajada de línea puntual, pero que ponga el tema sobre la mesa. Pasaron como cuatro, cinco años de limpieza. Está bueno cuando a los guiones les pasa cierto tiempo, porque uno logra limpiar, sacar las obviedades.»
¿Cómo fue la elección de los actores?
Armando Bó: «Yo no quería solamente un actor dramático. Guillermo (Francella) viene jugando hace diez años con sus personajes en el mundo dramático, demostrando que es un tremendo actor. Le compartí el guion y le encantó. Él es apasionado, obsesivo, en algún punto hasta futbolero… se motivó muchísimo. Y tiene ese lado de humor. En las películas que viene haciendo, era como una decisión entre una sola cosa: cómico o dramático. A mí me interesaba soltarlo. Le decía ‘ya está claro que sos un tremendo actor’ y me lo demostró en los ensayos, pero le dije ‘Guille, no quiero negar el otro lado’. No es una comedia, pero en el guion hay un montón de humor ácido, oscuro. Por ahí mucha gente no lo va a ver y otra sí. Pero no le quería negar esa luz que podía traer, ese timing que tiene la gente que sabe de humor. Guillermo para mí era una combinación perfecta, y está en la edad justa.»
«El mundo de Carla (Peterson) también tiene que ver con la elección. Es una tipa con una calle tremenda y la gente que hace humor tiene que tener todas esas historias de vida para poder reírse de eso. Pero la necesitamos en un papel dramático y poder sacudirla estéticamente, pero sin perder ese timing. Guillermo y Carla tienen un timing, un ritmo: la gente que maneja humor tiene eso. Me seducía la idea de Carla en un papel dramático pero que al mismo tiempo tenga ese ritmo para darle otras capas a la película. Animal no es un thriller ni un drama, pero a la vez tiene un lado de comedia. Se armó un buen equipo porque ellos tienen una química bárbara. Además, los dos estuvieron muy dispuestos a jugar con sus estéticas, se abrieron mucho. Me dieron la libertad de ponerlos en un lugar diferente para que hagan algo que no habían hecho.»
Sobre el tono de la película, ¿cómo se buscó?
Armando Bó: «A mí me aburren las películas que son de una sola cosa. Está todo tan hecho: el thriller es thriller y hay que atrapar al asesino, en la comedia está todo liberado y solamente nos vamos a reír; y el drama es drama. Hay algo de esto de mezclar géneros que me seducía, me daban ganas de jugar un poco y llevar los personajes al extremo, las situaciones al extremo, la estética al extremo. Corrernos un poco de la realidad de alguien que está en esta situación (N.R. el protagonista espera un trasplante de riñón) y jugar con los extremos. Por eso aparece esa familia perfecta con una vida perfecta. La idea fue poner a estos personajes «comunes» y ver cómo reaccionan.»
«Para el tono de la película, tuve que ver hacia dónde no me iba: usar las herramientas de estos tres géneros pero a la vez tenerlo controlado para que no se vaya para ningún lado. Eso fue un desafío. Es un thriller atrapante, incomoda en algún punto, pero a la vez tiene otras capas que juegan con esta situación: no hay muchos tiros, ni muchas muertes. No quería que fuera parecida a algo o fácil de encasillar.»
«Después del mundo del Óscar, se te abren muchas puertas y es importante en qué puertas uno elige entrar y cuáles no. Para mí fue clave esta elección de seguir construyendo una carrera de a poco, sin ser cortoplacista, teniendo mi propio mundo, seguir creciendo de a poco. Cuando aparecieron Guillermo y Carla fue como que tenía que ser así. Es espectacular poder verlos en pantalla, estoy muy contento con sus actuaciones. Hay un Guillermo Francella que vuelve a hacer algo que ya hizo, pero que a la vez es diferente, porque nunca lo vimos en un personaje que empieza de una manera y cambia totalmente.»
Parte de la película recuerda a «Casa tomada» de Julio Cortázar, ¿cómo surgió la idea de los otros personajes?
Armando Bó: «La elección de Mercedes (De Santis) y Federico (Salles) fue jugada porque son tremendos actores, pero no tenían experiencia. Me seducía la idea de darles la oportunidad. Era clave para estos personajes ser totalmente impredecibles, por eso el hecho de no ser conocidos ayuda a que no sepas qué van a hacer. Eso forma parte de la locura donde se mete Antonio, el personaje de Guillermo. No quería que fueran malos de ‘chumbo’ en la mesa, esa cosa de macho argentino. Estos personajes tenían más que ser de estas generaciones cortoplacistas, donde todo es posible y lo quieren ya. No tiene una educación opuesta como la que tuvo el personaje de Guillermo, en la que hay que ahorrar, donde podés ahorrar si trabajás y todo va a salir bien. Ese choque de generaciones me pareció muy excitante. Estos personajes tenían que ser impredecibles y no ser cliché.»
«El casting fue difícil porque yo buscaba esa frescura, pero que fueran diferentes: Montero y Lucy son opuestos. Lucy es manipuladora y planea todo, en cambio el otro es como un alma que va por ahí… y si tenés tu vida en sus manos te preguntás qué va a pasar. Tienen un peso importante, muchos minutos en pantalla. Estoy muy contento con el resultado, con haberles dado la oportunidad y con haber acertado. La película genera gran tensión a través de ellos. Me parece que está buenísimo que sea una película que te dice lo que tenés que sentir, que no te dice quién es el bueno y quién es el malo. No hay una conclusión, si se debate, tal vez todos tengan razón y esa polémica está buena.»
El tema de la donación de órganos no es habitual en las películas, pero «Animal» elige no mostrarlo de forma directa. ¿Creés que la película puede ayudar a que se hable más del tema?
Armando Bó: «La película se apoya en ese tema pero no es una película médica. Para mí fue clave decir ‘esto no es Biutiful’, o sea, no es la película de la enfermedad de un tipo. En este caso se usa esto como plataforma para que el personaje de Guillermo explote y vaya hacia la locura. Pero, sin dudas, es una oportunidad para que se traiga el tema a la mesa. Es un tema clave que está dando vueltas con fuerza. Hablé varias veces con el padre de Justina (N.R.: Justina Lo Cane, una niña que hace unos meses falleció esperando un corazón) y con la gente de Incucai. La película toca el tema de la donación de órganos y para nosotros implicaba una responsabilidad compartirla con ellos, para ver cómo lo sentían. Que esta película traiga el tema a la mesa está buenísimo, pero por suerte no es solo eso, sino que habla de muchas otras cosas. Es un tema importante, me parece que es algo que funciona en Argentina, pero que también podría funcionar mejor. Ojalá la película traiga algo positivo en ese sentido.»
La película muestra una gran madurez visual, ¿cómo fue la elección de lo formal?
Armando Bó: «En la película no hay nada que esté disociado, nada es caprichoso, ni los colores, ni la estética ni los planos secuencia. Yo no quise hacer una película realista, quise jugar con esto y llevarla al extremo para contar una realidad que sea especial. Sin dudas, el rojo es el leit motiv, es la sangre, algo de lo que habla un montón la película. Hay unos mundos creados: los tipos no viven solo en una villa, viven en un castillo. La casa de Guillermo y Carla es roja. Hay pequeñas cosas que uno va metiendo para tratar de no hacer una película más, sino una película como una idea, un concepto, un mundo, para que sea personal.»
«Por eso la elección de Mar del Plata, por ejemplo, que tiene una personalidad muy propia. Me cansan las películas que se parecen a todas. Buenos Aires a veces tiene eso de que todo se parece. La elección de Mar del Plata tiene que ver con el glamour de lo que fue, pero también es una ciudad muy popular donde la gente va a conocer el mar. Además tiene una arquitectura increíble y funcionaba muy bien la relación poética con el mar, la erosión, el golpe de las olas.»
Acá fue cuando Nicolás Giacobone apareció en la habitación donde Armando Bó nos estaba brindando esta entrevista a mí y otros dos medio. Fue como: bueno, ¡hay dos ganadores de Óscar en la sala! Así que aproveché y le pregunté por su trabajo como dupla creativa (justo me tocaba volver a preguntar a mí 🙂 )
Hace tiempo que trabajan juntos como guionistas, ¿cómo es la dinámica?
Nicolás Giacobone: «En la colaboración, tenés que encontrar tanto el lugar personal como creativo, una coincidencia, que por suerte nosotros lo encontramos muy rápido. Creo que también lo que nos ayuda es que venidos de disciplinas distintas. Yo estudié Letras y el es principalmente director. El guion es parte literario, parte visual. Es una guía para hacer la película. No es una obra de arte, sino un plano para hacer una obra de arte. Desde ese lugar se hace fácil porque es juntarnos mucho tiempo, decir todo lo que tenemos para decir, juzgarnos sin problemas, decirnos cosas horribles a la cara y aprender a no ofenderse, para tratar de encontrar la mejor idea. Yo después también hago el trabajo de encerrarme y escribir, lo más mecánico, y después nos juntamos y lo revemos constantemente.»
Habiendo estudiado Letras, cuando elaborás los personajes, ¿tenés referencias?
Nicolás Giacobone: «Yo creo que en parte dejé Letras por eso: no es una carrera que te enseñe a escribir, es una carrera que te enseña a leer. Yo sabía que no quería ser profesor de Letras ni de nada, yo quería escribir. Y me di cuenta rápidamente que por más que uno lea o vea un montón de películas y se prepare, cuando te sentás a hacer, estás solo. No hay nadie que venga a ayudarte. Aprendés que las cosas salen haciéndolas… haciéndolas mal, dándote cuenta que están mal y mejorándolas. Es un proceso largo.»
Armando Bó: «Esto también desde el lado de la dirección. Por más que hayas visto, leído, estudiado, después hay que hacer que suceda y ese es el desafío. Sale bien, sale mal, pero hay que estar haciéndolo.»
Nicolás Giacobone: «Las referencias a veces son puntuales o parciales, pero después es encontrar el personaje que representa lo que vos necesitás para la historia que querés contar.»
«Animal» trabaja mucho sobre lo no dicho, ¿cómo se trabajó eso desde el guion?
Nicolás Giacobone: «La película terminada es mucho más que el guion. Cuando escribo guiones, intento dejar el mayor espacio para los distintos artistas que colaboran en una película y puedan dar su visión. Por eso no son guiones muy cargados. No me gusta mucho estar en el set, además solo he trabajado con Armando y con Alejandro (González Iñárritu).»
Armando Bó: «Además, cualquier decisión que se toma es en base al guion. No hay caprichos. Es como la base de un edificio, si vos ponés las columnas en cualquier lado, se puede caer. Todo se basa en lo que dice el guion, o en lo que creés que te dice el guion.»
Nicolás Giacobone: «El guion tiene que ser sólido. Nosotros hacemos muchos borradores, muchas correcciones, para que cada escena tenga un valor. Hay que entender qué es lo que pasa en esa escena y cómo mueve la historia hacia adelante. Eso tiene que estar claro y lo tienen que tener claro todos los del equipo.»
Armando Bó: «Y después viene el toque del actor que es clave. El que está en la pantalla, el que te hace creer la película es ese tipo que está ahí… y es lo más difícil del mundo. Cuando te sacan una foto te cuesta sonreír, imaginate decir todo eso, moverte naturalmente. Si no tenés un Francella que la descose y te lo creés… ahora él también necesita algo, porque sino está tirando manteca para cualquier lado. Por eso tener gente tan comprometida en las actuaciones es clave.»
Nicolás Giacobone: «Lo no dicho es algo que llega con correcciones. Primero se dice todo y la práctica hace que uno se de cuenta qué es pura exposición. Y viene de respetar al espectador y considerar al espectador una persona inteligente, muy entrenada. Hoy la gente ve todo, ve mucho y por más que no tenga un entrenamiento consciente de cómo funciona una película o una historia, se dan cuenta al toque. Si hay una escena que sobre, que no mueve la historia hacia adelante, la gente lo siente. Hay que decir lo que se necesita decir y nada más.»
¿Qué expectativas tienen con el estreno de «Animal» en Argentina?
Nicolás Giacobone: «Somos argentinos y nos encanta estar acá. Yo acabo de volver después de vivir unos años en New York. Y la verdad que uno hace arte donde puede. Siendo argentino y sabiendo que lo del Óscar tuvo repercusión, cuando me preguntan qué valor le doy a eso, la verdad es que te abre puertas. Te da la oportunidad, al menos momentánea, de tener ciertas libertades. Esta es una película que queríamos hacer y cuando Guillermo dijo que sí, se terminó de armar el equipo. Estoy orgulloso y me intriga saber cómo la va a recibir la gente. Eso la hace interesante, sea cual sea la respuesta.»
Acá podés leer mi crítica de Animal:
Crítica de Animal, la nueva película con Guillermo Francella